Eskola fué un sueño de Juan Urteaga. Esa intención inicial, la comentó con su grupo de amigos y así, entre todos, fueron dándole cuerpo, la trabajaron, la pulieron convirtiéndola finalmente en una realidad. El ambiente social en 1940 era de manifiesta oscuridad. Recién terminada la guerra, la gente volvía a sus hogares; muchos habían sido represaliados; todos habían sufrido muchas desgracias. Sin embargo, aquellos jóvenes tenían ganas de mirar hacia adelante con coraje, trabajando, aprendiendo, cantando, bailando, y así cumplir todos sus sueños.
El grupo inicial de Eskola comenzó a reunirse y ensayar en unos locales de la iglesia de Santa María para luego participar con alegría en los actos religiosos. Pero también la montaña, el deporte y la fiesta estaban alrededor de la dinámica coral, siempre en un ambiente de amistad y compañerismo. Así formaron el coro, primero con las voces graves, y después, incorporaron las voces blancas, las de las damas, mientras que Eugenio Goia iba creando el coro infantil con sus alumnos.
La idea del grupo de baile ya estaba en los orígenes de Eskola, y en 1941, daba sus primeros pasos con Lorenzo Pujana. Pronto comenzaron a hacer conciertos y actuaciones aquí y allá, y más tarde, gracias a la genialidad de Juanito Urteaga, uniendo música e imagen, hicieron lo que se llamó «las Estampas», con las que consiguieron grandes éxitos. Sus actuaciones se iniciaron en la zona de Donosti, pero pronto salieron por España y luego comenzaron a desplazarse a otros países europeos.
En su largo recorrido, también hay que señalar el montaje de algunas operas vascas.
Debemos tener presente que Eskola, en sus inicios y durante muchos años ha actuado un poco como guardian de nuestra cultura. Ha mantenido a través de la danza y la música un importante legado de tradiciones y costumbres de nuestra tierra.
Este es un muy breve resumen de los primeros pasos que nos traen hasta nuestros días.